Reloj De Flores

La Historia del Reloj de Flores de Viña del Mar: Un Ícono de la Ciudad Jardín

El Reloj de Flores de Viña del Mar es uno de los íconos más reconocibles de la ciudad y un atractivo turístico imperdible. Ubicado en la ladera del Cerro Castillo, su historia está ligada al crecimiento y embellecimiento de Viña del Mar como un destino turístico de primer nivel. Su combinación de ingeniería y arte paisajístico lo convierte en una joya que ha cautivado a visitantes nacionales e internacionales durante décadas.

Orígenes y Construcción

El Reloj de Flores fue inaugurado el 15 de mayo de 1962, como parte de las obras de embellecimiento de la ciudad para recibir la Copa Mundial de Fútbol celebrada en Chile ese mismo año. La iniciativa surgió del entonces alcalde de Viña del Mar, quien buscaba crear un símbolo distintivo que representara la belleza natural y el carácter turístico de la comuna.

Para su construcción, se importó un mecanismo de relojería desde Suiza, garantizando su precisión y durabilidad. El diseño del reloj se integró con un colorido jardín en su base, lo que le dio un aspecto único y lo convirtió en una atracción emblemática.

Características del Reloj

El Reloj de Flores se distingue por su mecanismo de gran tamaño y su decoración floral. Entre sus principales características destacan:

  • Diámetro: Aproximadamente 5 metros.

  • Números y manecillas: Grandes y visibles, diseñados para ser apreciados desde la distancia.

  • Sistema de relojería: Importado desde Suiza y restaurado en diversas ocasiones.

  • Decoración floral: Sus colores y diseño cambian periódicamente, utilizando diversas especies de flores para mantener su atractivo estético.

Su mantenimiento es constante, con jardineros encargados de renovar las flores según la estación del año, asegurando que el reloj conserve su belleza característica.

Simbolismo y Atractivo Turístico

Desde su inauguración, el Reloj de Flores se ha convertido en uno de los puntos más fotografiados de Viña del Mar. Su ubicación estratégica en la entrada de la ciudad y su cercanía a la costa lo convierten en un lugar de paso obligado para turistas y locales.

Más allá de su función como reloj, el monumento representa la identidad de Viña del Mar como la "Ciudad Jardín", reflejando su compromiso con la conservación de áreas verdes y la armonización entre naturaleza y urbanismo.

Restauraciones y Mantenimiento

A lo largo de los años, el Reloj de Flores ha sido sometido a diversas restauraciones debido a factores climáticos y actos vandálicos. En 2010, un terremoto dañó su mecanismo, lo que llevó a una importante restauración que incluyó la modernización del sistema de relojería.

En 2017, se incorporó un sistema automatizado para garantizar su funcionamiento con mayor precisión, además de implementar medidas de seguridad para su conservación.

Conclusión

El Reloj de Flores de Viña del Mar es más que un atractivo turístico; es un símbolo de la ciudad y de su compromiso con la belleza natural y la identidad cultural. Con más de seis décadas de historia, sigue siendo un punto de encuentro y admiración para quienes visitan la Ciudad Jardín. Su mantenimiento y cuidado aseguran que continúe siendo un emblema por muchos años más, representando el espíritu de Viña del Mar en cada una de sus flores.